Entre rocas y en un hábitat donde casi no se registran suculentas, encontró creciendo una especie rupícola del género Sedum, algo inusual para la región y para este tipo de ecosistema.
Durante una caminata de exploración en la Meseta de Copoya, en Tuxtla Gutiérrez, un hallazgo inesperado llamó la atención de un joven biólogo chiapaneco. Entre las rocas y en un hábitat donde casi no se registran plantas suculentas, encontró creciendo una especie rupícola del género Sedum, algo inusual para la región y para este tipo de ecosistema.
Este hallazgo es sorprendente después de la serie de incendios de años pasados en esta cobertura vegetal. El biólogo presentó la especie que hoy se propone como nueva para la ciencia, donde no solo resalta la riqueza biológica de la Meseta de Copoya, sino también el trabajo de jóvenes investigadores chiapanecos que se dedican a documentar y proteger la biodiversidad local.
El biólogo agradeció el apoyo de sus compañeros de sendero, colegas especialistas y académicos que acompañaron el proceso de descripción científica, destacando el potencial ornamental de esta nueva especie, aunque también advirtió que su hábitat enfrenta amenazas por la pérdida de cobertura natural.
El artículo científico completo ya se encuentra disponible en línea y representa un paso más en el conocimiento de la flora chiapaneca.
Con este descubrimiento, la Meseta de Copoya reafirma su importancia como refugio de especies únicas y como un laboratorio natural para quienes dedican su trabajo a la conservación.