Su imagen, presente en millones de hogares, se ha visto explotada en comercios, productos y prácticas que poco tienen que ver con la fe.
En los últimos años, la devoción a la Virgen de Guadalupe ha sido utilizada como un medio de lucro. Su imagen, presente en millones de hogares, se ha visto explotada en comercios, productos y prácticas que poco tienen que ver con la fe.
A esto se suma una creciente distorsión del verdadero significado de este culto. Muchos fieles han señalado que la figura de la Guadalupana se ha convertido en un símbolo comercial, desvirtuando la espiritualidad que la rodea.
Según la tradición católica, en este 2025 se cumplen 494 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. En Chiapas, el culto guadalupano tomó fuerza especialmente en el siglo XIX, tras la federación del estado a México.
A pesar de los excesos y distorsiones, la devoción guadalupana sigue siendo uno de los pilares espirituales más fuertes del país. Cada 12 de diciembre, millones de mexicanos se movilizan desde todos los rincones de la república para participar en misas, oraciones y peregrinaciones que paralizan ciudades enteras.
En Chiapas, el fervor guadalupano se vive con intensidad: barrios, colonias y comunidades enteras realizan rosarios, bailes tradicionales y peregrinaciones que mantienen viva una tradición arraigada. Desde distintos espacios se ha hecho un llamado urgente: retomar el verdadero sentido del culto, dejar atrás su uso comercial y recuperar la esencia de fe, agradecimiento y reflexión que ha unido a generaciones de mexicanos.