Con su eterna compañera sigue recorriendo escuelas de la capital
Don Ricardo empezó su andar vendiendo dulces en el 85, en la escuela David Gómez, de la capital. Estaba por cumplir 20 años y cargaba con sus cajas llenas de golosinas.
Para muchos de nosotros, la salida de la escuela no era completa si no pasábamos a comprarle un mazapán, una paleta o un puño de cacahuates enchilados. Siempre atendiendo con esa sonrisa.
Todavía se le ve por las calles de Miravalle, Vista Hermosa y el barrio Juy Juy, pedaleando por ahí de las dos de la tarde.