No es su genética, eres tú. Loss chihuahuas son una de las razas más pequeñas y con gran personalidad, el trato que les das influye en su comportamiento.
No es su genética, eres tú. Los chihuahuas son una de las razas más pequeñas y con gran personalidad, el trato que les das influye en su comportamiento.
Se les considera una de las razas más pequeñas del mundo y tienen su origen en México. Son conocidos por su gran personalidad.
Henrry Culebro, de HK9 Perros bien portados, explica: “Si nos vamos a su ficha técnica dice que es un perro equilibrado, estable. Correctamente cuadradillo, hoy hay dos variedades, una cabeza de venado y otra cabeza de manzana.”
La popularidad de los chihuahuas ha aumentado debido a su tamaño compacto, lo que los hace ideales para vivir en apartamentos y espacios pequeños. Sin embargo, su fama de ser escandalosos y nerviosos no es innata a la raza, sino una consecuencia del trato que reciben.
“Me atrevo a decir que un 90 por ciento de los perros chihuahueños que yo conozco no son ni equilibrados ni estables. Es más, creo que la gran mayoría de personas cree que es un perro escandaloso y nervioso y sí es cierto, pero es por culpa nuestra, no porque el perro así sea,” agrega Culebro.
En la actualidad, muchas personas ven a esta raza como perros de compañía o “perros falderos”, lo que puede influir en cómo los tratan y los entrenan. Henrry Culebro señala que el maltrato a la raza no se refiere a la agresión física, sino al tratamiento incorrecto que les dan al considerarlos “perros de bolsillo”.
“Lo hemos traído como perro de bolsillo. Hoy ya hay hasta bolsas de marcas para cargar un perro cuando tienen cuatro patitas para caminar. Desde el hecho de que lo vamos a tratar como lo que no es. No es un niño, no es un bebé que traigo en brazos. A mi hijo lo cargo una etapa, pero la siguiente le indico que tiene que caminar, porque a mi mascota no”, reflexiona.
El carácter de los chihuahuas puede ser influenciado por cómo son criados y socializados. La selección genética, el entorno, y el trato que reciben juegan un papel crucial en el desarrollo de su temperamento. Culebro sugiere:
“En el caso de los perros pequeños que tenemos ese problema, yo les pediría que los empiecen a bajar a caminar. Que cuando se sorprenda su perro durante una situación, se caiga un plato y se rompa y salga corriendo y se me meta debajo de las piernas, yo me levante, camine un poco, lo deje que se relaje y ya que haya superado ese ruido, lo recompensemos con algo agradable (…) ¿Pero qué recompensamos? El comportamiento estable, no el que se espantó y vino conmigo y lo agarro y pobrecito. Es la humanización, pobrecito, pobrecito, pero él no lo entiende, para él estuvo bien haberse espantado y subirse porque obtuvo algo agradable, fue el abrazo.”