Padres, maestros y estudiantes vivieron momentos de pánico en la Telesecundaria 121. El secretario de Educación permanece ausente mientras la crisis educativa se agrava en Chiapas: cierran universidades, la escuela de enfermería y ahora las armas llegan a las aulas.
Como si fuera una escena recurrente en escuelas de Estados Unidos, Tuxtla Gutiérrez vivió este miércoles un episodio que parecía lejano a la realidad chiapaneca: un presunto alumno ingresó un arma de fuego a la Telesecundaria 121, ubicada en la colonia Las Granjas, y realizó al menos dos disparos al interior del plantel.
De acuerdo con testimonios de estudiantes, el estruendo de las detonaciones generó pánico y provocó la evacuación improvisada de varios salones. El personal docente, tras acudir al lugar donde se escucharon los disparos, localizó una pistola corta de color negro abandonada cerca de los salones. La versión de los hechos indica que el responsable escapó, posiblemente brincando la barda de la escuela, aunque aún no se confirma si se trata de un alumno matriculado o de un externo.
La Fiscalía General del Estado arribó al lugar para iniciar las investigaciones correspondientes y esclarecer cómo llegó el arma al interior de la escuela y quién fue el responsable directo de las detonaciones.
Este grave incidente se suma a una serie de crisis en el sector educativo de Chiapas: en menos de un mes se ha registrado el cierre de la Universidad del Valle de México en Tuxtla, la clausura de la escuela de enfermería y ahora la presencia de armas de fuego dentro de instituciones públicas. Frente a este escenario, el secretario de Educación estatal permanece en silencio, sin aparecer para dar explicaciones ni proponer soluciones.
Hasta el momento, no se reportan personas lesionadas ni detenidas, pero la preocupación y la indignación entre padres, alumnos y docentes es creciente. La pregunta central sigue sin respuesta: ¿quién responde por la seguridad de los estudiantes?
Chiapas se enfrenta a una crisis educativa que cada día se agrava más, con escuelas cerrando, violencia creciendo y autoridades ausentes. El miedo y la incertidumbre se instalan en las aulas, mientras la exigencia social es clara: no queremos otro caso como en Estados Unidos. Es momento de respuestas, no de silencio.