En uno de los barrios antiguos de Tuxtla Gutiérrez, se resguarda una reliquia que por generaciones ha sido motivo de fe y orgullo: la de San Jacinto, santo patrono del lugar. Cada agosto, la comunidad se reúne para honrarlo con una fiesta religiosa y tradicional que mezcla devoción, historia y cultura popular.
La celebración incluye peregrinaciones, misas solemnes, cantos y ofrendas. Los vecinos decoran el atrio, mientras los visitantes participan en las actividades que forman parte de esta tradición centenaria.
Más allá del aspecto religioso, la fiesta de San Jacinto fortalece la identidad comunitaria y promueve la convivencia entre generaciones, preservando costumbres que han dado vida al barrio desde sus orígenes.
Entre oraciones, música y tradición, el barrio de San Jacinto mantiene viva una herencia que cada agosto renueva la fe de sus habitantes y visitantes. Hicieron extensa la invitación para participar a las festividades que concluirán este domingo.