Desde las primeras horas del día, mujeres y hombres de la zona metropolitana de Chiapas se dieron cita para realizar las ofrendas tradicionales conocidas como ramilletes, una técnica que estuvo a punto de desaparecer en Tuxtla Gutiérrez.
En vísperas de la celebración de San Roque, los más de 15 ramilleteros y ramilleteras fueron costurando una por una las hojas y flores que formaron los ramilletes o joyonaqués que adornaron el altar principal del santo patrón.
Para poder realizar esta ofrenda colectiva, los artesanos tienen que conseguir los materiales en días previos, de igual manera cada ramillete lleva alrededor de 3 horas su elaboración o dependiendo de la habilidad de las personas que los hacen.
Antes de colocar estas ofrendas florales se realiza un ritual para agradecer y pedir por las lluvias. Cada ramillete cuenta con un significado, por lo que invitaron a conocerlos durante el tiempo que estarán exhibidos.