En la década de los 40 ‘s se tallaron dos imágenes para su veneración en Tuxtla Gutiérrez. Una de ellas fue encargada en 1941 por Consuelo Alegría y, hasta la fecha, es conservada por su familia.
La pieza es obra de Cristiano Molina Pavón, artesano chiapacorceño de finales del siglo XIX y XX, reconocido por la elaboración de imágenes religiosas veneradas en varios municipios de Chiapas y Oaxaca, y considerado precursor de la máscara de Parachico. Su talento y firma “C. Molina” lo convirtieron en un referente del arte popular chiapaneco.
Esto se dio después de la quema de santos ocurrida en los 40’s. De acuerdo con sus propietarios, esta imagen es un año más antigua que la que actualmente se venera en la Parroquia de San Roque. La familia continúa organizando un rosario en su honor, y la resguarda junto a otros santos que han pertenecido a generaciones pasadas.
Este santo de origen italiano, es visitado por danzantes zoques que le rinden homenaje con un baile tradicional. La imagen se encuentra en el centro de Tuxtla Gutiérrez, por lo que sus custodios invitan a la ciudadanía a conocerla y visitarla.