En Chiapas, la hamaca no solo es un símbolo de descanso: es también una tradición artesanal que se teje con paciencia y que, generación tras generación, se ha convertido en una fuente de ingreso para muchas familias.
Las hamacas de Berriozábal son reconocidas por su resistencia y diseños coloridos, en la actualidad emplean la técnica para innovaciones. Estas piezas viajan a distintas regiones del estado e incluso a otros puntos del país.
Desde hace décadas, en Berrizábal, el tejido de hamacas es una herencia que pasa de padres a hijos. Un trabajo minucioso que no solo mantiene viva la cultura local, sino que también genera empleo a quienes dependen de este oficio para sostener su hogar.
Además de representar un descanso placentero, cada hamaca es resultado de horas de dedicación y significa un ingreso esencial para decenas de familias berriozabalences.