En lo alto de Tuxtla Gutiérrez, la comunidad de Copoya se vistió de fiesta para honrar a su patrona, la Virgen del Rosario, conocida popularmente como Copoyita Rosario.
Durante los primeros días de octubre, las calles empedradas del pueblo se llenaron de color, música y devoción. Los habitantes adornaron el templo con flores y velas, en una muestra de fe que ha pasado de generación en generación.
La celebración se vio enmarcada con procesiones que recorrieron las calles del poblado. Entre rezos, cantos y danzas tradicionales, los devotos acompañaron en el día principal de la imagen mariana.
Las danzas tradicionales formaron parte esencial del festejo. Entre música de tambor y carrizo, los danzantes entre niños, jóvenes y adultos bailaron los sones del yomoetzé y carnaval.
El punto culminante llegó con la misa solemne en honor a la Virgen, donde la comunidad se congregó para agradecer y pedir por las cosechas, la salud y la paz en los hogares. Después de la eucaristía las peregrinaciones continuaron.
Tras los actos religiosos, la fiesta continuó con el pozol, la comida tradicional y música. Copoyita Rosario no solo une a los creyentes, sino que reafirma el valor cultural y espiritual de Copoya como corazón vivo de las tradiciones zoques.
Entre rezos y promesas, Copoya reafirma su fe cada octubre, recordando que más allá de la devoción, esta celebración es un encuentro con la memoria, la identidad y el alma del pueblo.