En Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tradición del mole sigue viva. Es un platillo que combina historia, sabor y herencia familiar, y que continúa siendo el protagonista en fiestas, cumpleaños, bautizos y celebraciones patronales.
A diferencia del mole poblano o oaxaqueño, el mole chiapaneco se distingue por su toque dulce y su preparación como el de todos los moles es un proceso tardado hasta de días.
En barrios y fiestas tradicionales, las cocineras y comideras se reúnen días antes de las fiestas para preparar grandes ollas de mole, que se sirve con arroz y piezas de pollo.
El mole chiapaneco no solo es un platillo: es memoria, familia y cultura. En cada cucharada se guarda el sabor de generaciones. En Tuxtla Gutiérrez se mantiene viva la tradición mediante talleres que se imparten en la Casa de la Cultura, Luis Alaminos Guerrero.
