En Chiapas, el mes de noviembre es más que una transición hacia el cierre del año. Entre los tuxtlecos, persiste un antiguo dicho popular que encierra fe, respeto y un toque de misterio.
El mito cuenta que, antes de llegar el Día de San Andrés, esas almas deben ser recogidas. Por eso, muchos aseguran que en los días previos al 30 de noviembre suelen ocurrir muertes repentinas o inusuales… y que es San Andrés quien viene a llevarse a las almas rezagadas.
Aunque para algunos puede parecer sólo una superstición, para muchos tuxtlecos esta creencia forma parte del tejido cultural que da identidad a la ciudad: un puente entre la tradición católica y la sabiduría popular.
Así, el dicho tuxtleco sigue vivo, recordando que noviembre es un mes de almas, de fe y de memoria, donde la línea entre la vida y la muerte se vuelve más delgada que nunca.
