La falta de presupuesto destinado al rediseño de calles y a la construcción de infraestructura incluyente limita el derecho básico a la movilidad
En Chiapas, caminar por la ciudad se ha convertido, para muchas personas, en un acto de riesgo cotidiano. La movilidad urbana continúa siendo uno de los grandes pendientes, especialmente cuando se trata de garantizar calles seguras, incluyentes y pensadas para todas y todos.
La falta de presupuesto destinado al rediseño de calles y a la construcción de infraestructura incluyente limita el derecho básico a la movilidad, particularmente para personas con discapacidad, adultos mayores, niñas y niños.
En municipios como Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado, esta problemática no es nueva. Históricamente, muchas de sus calles carecen de banquetas o no cumplen con las medidas mínimas que establecen las normativas de movilidad y accesibilidad universal.
La ausencia de una planeación centrada en las personas ha generado ciudades que priorizan al automóvil por encima del peatón, dejando de lado la seguridad, la dignidad y la inclusión.
Especialistas coinciden en que se requiere mayor sensibilidad, voluntad política y presupuesto público para transformar la movilidad en Chiapas y construir calles más humanas, seguras y accesibles.
Mientras tanto, la responsabilidad es compartida. Priorizar al peatón, respetar los cruces y conducir con educación puede marcar la diferencia.
