En Chiapa de Corzo iniciaron la tradicional travesía hacia los Altos de Chiapas para recolectar la flor de Niluyarilo, elemento central de las festividades del Niño Florero.
La tradición vuelve a abrirse paso en el frío de los Altos de Chiapas. Como cada año, los Floreros de Chiapa de Corzo emprendieron su camino hacia las zonas montañosas para recolectar la flor de Niluyarilo, elemento esencial en las celebraciones del Niño Florero. Su retorno, previsto para el día 21, marcará el inicio formal de los preparativos religiosos y comunitarios.
La recolección de esta flor no es una actividad aislada, sino un acto cargado de simbolismo. De acuerdo con la tradición oral, el sol y la luna descendieron a las aguas y de ese encuentro nació un niño, cuya figura se refleja en la forma de la Niluyarilo, una bromelia silvestre que se ha convertido en emblema de esta festividad. Por ello, la flor adorna los nacimientos y altares dedicados al Niño Florero, patrono de esta expresión de fe popular.
La práctica, conocida como la traída de la flor de Niluyarilo, comenzó a nombrarse formalmente en la década de los años ochenta. En lengua chiapaneca, Niluyarilo significa Flor Divina, término que refuerza el carácter sagrado de esta actividad.
Para los floreros, el verdadero reto inicia en el camino. Durante varios días deben soportar las bajas temperaturas propias de la temporada, las lluvias y el cansancio del trayecto, además de escalar árboles para cortar las bromelias que crecen a gran altura.
Son alrededor de siete días lejos del hogar, durmiendo a la intemperie y enfrentando condiciones adversas. Aun así, la devoción se mantiene intacta: una parte de las flores recolectadas se entrega a la iglesia como ofrenda, mientras que el resto se destina a los nacimientos familiares, asegurando que, en 2025, esta tradición continúe viva en Chiapa de Corzo.