El miércoles 7 de diciembre de 2022, Paola Yazmín Ocampo, llegó como todas las mañanas a su trabajo en la Escuela Primaria Federal “David Gómez”, nunca más volvió a casa.
El miércoles 7 de diciembre de 2022, Paola Yazmín Ocampo , llegó como todas las mañanas a su centro de trabajo, la Escuela Primaria Federal “David Gómez” en Tuxtla Gutiérrez, sin imaginar que no regresaría a su casa, que no volvería a ver a sus familiares y amigos, que no cumpliría sus sueños. Paola fue víctima de feminicidio.
El cuerpo de Paola fue localizado al interior de una cisterna de la escuela, cuando el alumno se encontraba en clases.
A poco más de un año, su madre Flor Emilia Alcázar, ha emprendido una lucha diaria por conseguir justicia, pese a las negligencias, omisiones e irregularidades del Estado.
Doña Flor Emilia Alcázar, madre de Paola, narró cómo es su vida tras el feminicidio de su hija.
“A veces, me pregunto por qué yo, si mi hija era una buena mujer, no se metía con nadie no tenía enemigos. Desde que ella no está nada es igual, hace falta una personita más en nuestra vida. Llega un diciembre o cumpleaños , y ella ya no está, la silla está vacía, yo ya no tengo ilusión”, dijo Flor Emilia Alcázar.
Muchas veces las madres víctimas de feminicidio se ven obligadas a realizar las investigaciones que corresponden a las autoridades, como recabar pruebas y realizar acciones de búsqueda y en ocasiones hasta resguardar la escena del crimen. Además, de organizar marchas, plantones y conferencias de prensa, dinámicas que aunque son desgastantes y costosas realizadas con la esperanza de tener justicia.
“Si nosotras no hacemos estas actividades con las compañeras, nadie nos hace caso. Cuando yo empecé era sola, me decían vaya usted a investigar y lo que sepa nos lo viene a decir. Estamos cansadas, a veces, tenemos hambre, a veces, estamos enfermas pero ahí seguimos por el recuerdo de nuestras hijas, porque ellas merecen justicia, porque no se vale lo que les hicieron”, lamentó la madre.
Doña Flor Emilia Alcázar al igual que otras madres víctimas de feminicidio han optado por abrir al público un duelo que debería ser privado, pues de lo contrario el Estado no escucha, no ve, no hace justicia.
“Cuando ya nos pasa se derrumba todo, se acaba todo, está uno muerto en vida, ya nada es igual. El recuerdo de mi hija lo tengo en mi mente, su sonrisa, a veces, entra a su recamara miro sus fotos y todo eso me da un recuerdo grandísimo. Muchas veces las personas no entienden, no comprenden el dolor y todavía hablan de nosotros, dicen esas por qué no se van a trabajar, pero no saben que dolor tenemos nosotros”, finalizó .