Llevaba tres años laborando en una dependencia de gobierno y aunque la mayor parte de los días había sorteado frases y miradas lascivas jamás alguien me había hecho una proposición para tener relaciones sexuales y subirme el sueldo.
Fue hasta que arribó a la oficina ese hombre de aproximadamente 47 años, padre de familia y jefe del área administrativa que llegar a trabajar me provocaba asco y por qué no decirlo hasta miedo.
De un día a otro desaparecieron los hombres de la oficina administrativa, y los pocos que aún quedaban laborando estaban refundidos hasta la parte de atrás. Las mujeres comenzaron a vestir con ropa más corta, zapatos altos y escotes prominentes.
Por los pasillos corría el rumor que para ganar más tenías que pasar a la oficina con el jefe administrativo y así conseguir la llamada “complementaria”. Eso lo confirme cuando sin ningún empacho llegó su asistente a decirme que el jefe esperaba que pasara lo antes posible a visitarlo.
Un día salía de mi oficina cuando me interceptó en el pasillo y me dijo “qué guapa, ‘lic’. Qué envidia ser su esposo y poder tenerla cuando se le antoje. Si yo fuera su pareja no le faltaría nada, al contrario siempre estaría contenta y no con esa cara de mal cogida.
De inmediato le contesté que me estaba faltando al respeto y que no permitiría que lo hiciera, a lo que él respondió: no te hagas la digna, todas caen porque todas tienen un precio. Yo no puedo quitarte el trabajo pero si puedo hacer que te suban el sueldo.
Le dije que me daba asco, que prefería morir de hambre a tener que perder mi dignidad y qué si no me respetaba lo denunciaría.
Acudí con el titular de la dependencia a contarle el acoso que había sufrido y tan solo recibí la siguiente frase: rápido le dicen acoso. Déjalo, solo te está molestando, ya está grande y pues tú eres guapa, ya deberías estar acostumbrada.
En dos ocasiones más recibí por parte del administrativo ese tipo de insinuaciones, en una fui tan grosera que por fin dejó de acosarme. Sin embargo, hace dos meses al verme en el estacionamiento me comentó: sé que le molesta mucho que se lo diga pero qué guapa se ve.
HOSTIGAMIENTO
El hostigamiento sexual, así está tipificado a nivel federal, se da cuando una persona con fines lascivos “asedie reiteradamente a otra persona de cualquier sexo, valiéndose de su posición jerárquica derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o cualquiera otra que implique subordinación, se le impondrá sanción hasta de cuarenta días de multa. Si el hostigador fuese servidor público y utilizare los medios o circunstancias que el encargo le proporcione, se le destituirá de su cargo”, según el Código Penal Federal.
Si conoces a alguien o fuiste víctima de abuso sexual o acoso, por favor no te calles ¡denuncia!…
- 911 Emergencias 089
DENUNCIA ANÓNIMA 018004262666 Fuerza Ciudadana